Me enamore de tus palabras
del sonido de tu voz.
aunque mis ojos no te vieron
mis oidos quedaron presos.
Me envolviste con tus verbos,
con tus metaforas y tu aliento.
Como la serpiente que obedece al flautista
me encantaste con tus versos.
Al sonido de tu voz,
me temblaba todo el cuerpo,
necesitaba tus palabras para
poder seguir viviendo.
¡Ah dulces mentiras!
como miel que se pega del pelo.
estaban tan pegadas a mí
del sonido de tu voz.
aunque mis ojos no te vieron
mis oidos quedaron presos.
Me envolviste con tus verbos,
con tus metaforas y tu aliento.
Como la serpiente que obedece al flautista
me encantaste con tus versos.
Al sonido de tu voz,
me temblaba todo el cuerpo,
necesitaba tus palabras para
poder seguir viviendo.
¡Ah dulces mentiras!
como miel que se pega del pelo.
estaban tan pegadas a mí
que crei que sin ellas no estaba viviendo.
Ahora ya no te oigo,
se rompio el encantamiento,
pero aun queda el deseo
Ahora ya no te oigo,
se rompio el encantamiento,
pero aun queda el deseo
de que me sigas mintiendo...
3 comentarios:
"Aún queda el deseo de que me sigas mintiendo"... Hay veces en las que lo único que se busca es que nos regalen el oído... Sublime, como siempre. Un beso.
Precioso, querida, exudan sentimiento profundo tus palabras. Besos,
V.
amiga...te lei todo..
todos tus preciosos fragmentos y reflexiones personales....
elejo este post para dejarte el comentario...porque me ha llamado la atencion el saber que en la desesperacion de la nostalgia y la soledad.....no solo soy yo la que abraza con dulzura el deseo de que te sigan mintiendo...
mentir es "algo"...la nada...es nada...
y no hay cosa mas horrrible que la nada...
un beso
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